La alegría del ser

No tienes que ser el/la mejor. Solo tienes que ser tú mismo/a. Solo tienes que ser real. Deja de satisfacer las expectativas de los demás. Tienes el derecho de ver las cosas de la forma en que las ves y pensar como piensas, de sentir lo que sientes, desear lo que deseas, y hacer lo que haces de la forma en la que lo haces. Todos tenemos esos mismos derechos. No tienes que ser un éxito a los ojos del mundo y no estás obligado/a a saber todo de absolutamente nada. Solo tienes que ser quien eres, ofrecer lo que ofreces, respirar como respiras, y ¡por favor! Aprende a amar tus tropiezos. No te odies por decir o hacer lo incorrecto. Lo que es correcto para uno, puede no serlo para otro. No te preocupes, ni te ocupes, por impresionar a los demás, porque al final del día, un momento antes de dormir, o un momento antes de morir, solo te encontrarás contigo mismo/a. Únicamente, en medio de la oscuridad, podrás encontrar esa luz, que es la alegría del ser. La iluminación, en este sentido, no es otra cosa que ser consciente de que eres parte de una intimidad con todo lo que existe en este mundo. Observa cómo la alegría, esa luz, proviene del amor, y cómo el amor, esa otra luz, proviene de la alegría. ¿Quieres saber más del amor? ¿De la alegría? ¿De esa luz? Entonces levanta tus ojos y mira al sol. El astro rey no pide y no da, solamente es. No espera retribución. Esto es la incondicionalidad. Por esto es que la alegría no se pide y no se da; la alegría se genera desde el interior, se comparte y, en ello, no puede haber competencia, sólo participación. La alegría se siembra con generosidad, se cultiva con dedicación, y se cosecha con humildad y agradecimiento, como se hace con todo lo que tiene vida. No tienes que ser el/la mejor. No tienes que ganar, ni sentirte perdedor/a. Levanta tus ojos y mira al sol, recuerda esa intimidad, al sentir el calor en tu cara. Esa luz radica en ti, tal como tú eres. ¡Irradia!

Subceleste

Conecta tus ganas de reír luego de que algo termine por salir a la superficie. Acepta todo lo que no se pueda masticar a ojos cerrados. Mira que, tanto el hambre, como las ganas de inaugurar una exposición de cerillas en tus ventanas naturales, contendría la respiración de curadores autistas. Y es domingo y primero de mayo. Todo lo que hay por decirte, prende. Ya la foto. Pin. Tablero. ¿Viste? Lo que puede llegar a ser costumbre lo conviertes en baile callado. Lo que pudo llegar a cerco: lumbre y, qué loco, te viertes roja como en el cuarto de revelado. ¿Mientras? Yo construyo terminales para el vuelo.

22:22

Han salido pájaros de su mirada (la de ella);
el canto, de un rayo de sol en su cabello (el de él).
Y esa pluma que cae, pausa la mente de los dos.