Siete segundos

Todo lo que tengo es puro presente. 7 segundos, dicen, ni más ni menos. Y pienso en escorpiones: tanto sexo, tanto tango, tanto amor. Pero ahora que sé de qué pie cojea eso a lo que llamaba yo amor, respiro profundo: recapitulo: recuerdo, siento, aspiro y suelto. Ten tu energía que es toda tuya, y venga la mía que es toda mía. Eso sucede aunque esto sea como una lavadora sin ventana para ver cómo centrifugamos el pasado como un calcetín. Aquí. Ahora. En el presente. Quédate quieto. Afuera. Mira cómo te miran las estrellas, huevo luminoso, pequeña semilla de luz. Obturas, revelas y observas el negativo de tu vida en una pantalla luminosa. Con las fisuras y fracturas puedes trazar un mapa, un laberinto, ¡qué sé yo! “Ya no eres la fotografía de ti mismo”, me murmuro.